La música drone es un género que se caracteriza por repetir notas para crear una atmósfera relajante y envolvente. En este caso, la portada de la pieza «Pixelazuli» de Alejandro Brianza –que forma parte de una serie de la que hace parte Metacrosita–, es una muestra visual que representa el universo sonoro que se escucha en su música.

La imagen es una representación poética de este universo sonoro. Fue diseñada con TouchDesigner y presenta un diseño minimalista que se centra en tres colores principales: azul, blanco/gris y negro. Estos colores fueron elegidos específicamente porque reflejan el título de la pieza, un mineral ficticio que se adapta a las narrativas creadas por el compositor.
La imagen está dominada por el azul, lo que sugiere una sensación de paz y tranquilidad. Al mismo tiempo, se asocia con el cielo y el mar, sugiriendo un espacio infinito y profundo.
El uso del blanco y del gris reflejan la idea de lo etéreo, lo difuso y lo indefinido, invitando al oyente a sumergirse en un mundo sonoro donde el tiempo y el espacio no tienen límites. Por último, el negro sugiere un espacio oscuro e inexplorado, donde los sonidos se entrelazan en un universo de misterio y secreto.
Además de los colores elegidos, se agregaron formas geométricas y polígonos para crear una sensación de movimiento. La inclusión de estas formas también refleja la idea de la creación de nuevos materiales relacionándose con la descripción del mineral, que se compone de paquetes de datos que se aproximan a la lazurita y otros minerales como la sodalita, calcita y pirita, lo que da como resultado un color azul metálico muy característico.
Al igual que los paquetes de datos que componen el «Pixelazuli», los polígonos en la portada de la pieza pueden interpretarse como elementos que forman parte de un todo más grande y complejo. Estos se unen para crear una línea que atraviesa la portada, y pueden ser vistos como una analogía a la composición del material en mención.
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