
El recorrido en la puerta de mi casa, en la que reside una sensación de familiaridad y cotidianidad. Siguiendo el andén, me embarqué en un recorrido que se convirtió en una experiencia de introspección y conexión. A medida que avanzaba caminando por las cuadras, comencé a notar elementos familiares que me recordaban a mis antiguos barrios y casas –a estos elementos les tomé fotos–. Las formas de las ventanas, las texturas de las fachadas e incluso los colores de las puertas evocaban memorias de lugares que alguna vez llamé hogar. En ese momento, me di cuenta de que mi concepto de «casa» no estaba ligado a una estructura física única, sino que había sido construido gradualmente a lo largo de mi vida, a través de la interacción con diversos espacios y momentos.
El acto de seguir el andén alrededor de la manzana se convirtió en un ejercicio de autodescubrimiento. Cada paso que daba era como un desplazamiento a través de capas de mi propia historia personal. Cada casa en mi ruta representaba un fragmento de mi pasado, una pieza que había contribuido a la creación de mi sentido de identidad y pertenencia. Me di cuenta de cómo estos detalles aparentemente pequeños, como la inclinación de un tejado o el color de una cerca, habían dejado una marca en mi memoria y habían contribuido a la construcción de mi historia personal.
A medida que volvía a mi punto de partida, me asaltó una inquietud: ¿cuántas otras «casas» tenía en mi historia que no había explorado plenamente? Esta pregunta me llevó a la idea de buscar las imágenes de todas mis antiguas casas en Google Maps. Al hacerlo, me encontré con una mezcla de nostalgia y asombro al ver cómo estos lugares habían cambiado con el tiempo, y cómo cada uno aún retenía una parte de mí. El proceso de ver estas imágenes en la pantalla de mi dispositivo se convirtió en un tipo de collage virtual, donde las imágenes dispersas formaban un mosaico de experiencias y emociones.
Este ejercicio de recorrido, que comenzó como un simple trayecto por mi manzana, se convirtió en una ventana hacia la forma en que construimos nuestras percepciones y memorias. La variedad de elementos encontrados en las casas y las conexiones evocadas por su similitud con mis antiguos hogares me llevó a una reflexión profunda sobre la naturaleza fragmentaria de nuestras vidas y cómo los elementos individuales se combinan para formar una narrativa más amplia. De este proceso surgió mi interés en el collage como medio para explorar y comunicar estas conexiones, tanto visual como conceptualmente. A medida que continúo con mi maestría en tecnología y estética de las artes electrónicas, espero poder integrar estas reflexiones en mi trabajo y explorar cómo el collage puede ser una vía para explorar y expresar las múltiples capas de significado que componen nuestras vidas.




























He tenido que construir un hogar en mí; cada tanto empaco y sigo el camino. Un techo y un lugar que sienta mío, lo busco en todas partes y lo reconozco a cada paso. La cuadra, el barrio, la casa: son construcciones que viven en mi cabeza y que armo con los retazos de cada uno de los lugares que he habitado. Cada calle se une a un sendero de recuerdos donde los sonidos resuenan en las paredes imaginarias que he erigido.
Los colores de las fachadas se entrelazan con las tonalidades de mi memoria, y las ventanas abiertas son como los ojos curiosos a través de los cuales observo el mundo. Las puertas, con su crujido distinto y familiar, me reciben en cada rincón que ensamblé con nostalgia. A medida que avanzo en mi travesía, recojo más piedras y ladrillos, añadiéndolos a la estructura en constante evolución que llamamos hogar.
Y así, mientras camino por la vida, mi hogar interior se expande para acomodar todas las vivencias que traigo conmigo. No importa cuán lejos me lleven mis pasos, siempre llevo habito esta morada interna, este refugio construido con los cimientos de mi historia.
Así, he aprendido que el hogar no es solo un lugar físico, sino una creación íntima que va más allá de las coordenadas geográficas. Es la suma de mis sueños, mis amores y mis desafíos. Es la conjunción de las risas compartidas y las lágrimas derramadas. Y aunque los paisajes cambien y los horizontes se transformen, este hogar perdurará.
Casa de nacimiento 5°26’52.2″N 74°39’44.9″W
Casa temporal de los arreglos 5°26’53.0″N 74°39’46.6″W
Primera casa en Manizales 5°03’51.5″N 75°30’02.5″W
Casa del miedo 5°03’47.1″N 75°29’54.4″W
Casa Arboleda I 5°03’42.4″N 75°29’49.5″W
Casa Arboleda II 5°03’42.9″N 75°29’47.7″W
Casa Arboleda III 5°03’42.6″N 75°29’51.7″W
Casa Arboleda IV 5°03’43.4″N 75°29’51.7″W
La calle del Banano 5°06’10.837″N 75°49’27.673″W
Los Agustinos 5°04’11.4″N 75°31’11.5″W
Bogotá Galerías 4°38’31.5″N 74°04’08.8″W
San Vicente piso 4 5°04’05.2″N 75°30’51.9″W
San Vicente Piso 2 5°04’05.2″N 75°30’51.9″W
Bogotá Siete de Agosto 4°39’18.5″N 74°04’10.1″W
Bogotá La 30 4°38’24.4″N 74°04’44.0″W
Bogotá Ciudad Salitre 4°39’21.9″N 74°06’26.6″W
Morrogacho 5°04’36.7″N 75°32’16.6″W
La Aurora 5°04’12.9″N 75°32’45.7″W
Morrogacho 5°04’36.7″N 75°32’16.6″W
Argentina Calzada xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx