El club de los 7 secretos

Una de mis actividades favoritas cuando era pequeña era leer. Todos los días, ya fuera mi papá o mi mamá, me leían un cuento antes de dormir. En el proceso de aprender a leer, me acompañaban con audiolibros –que sonaban en la cassetera de mi grabadora– que posibilitaron que pudiera hacerlo desde los 5 años. Desde entonces, todo fueron cuentos. De hecho, con Marinelly, mi vecina de enfrente, solíamos representar muchas historias de esos libros. Creábamos una especie de mini teatro improvisado donde expandíamos las tramas y las convertíamos en juegos. Cuando tenía unos 7 años, leí mi primer libro tipo novela: «El club de los 7 secretos». No sé muy bien cómo llegó a mis manos, pero lo terminé en apenas dos tardes. Se convirtió en una suerte de talismán que llevaba a todas partes.

Hoy encuentro una relación entre la investigación, el collage y las narrativas, mi temprana pasión por la lectura sentó las bases para mi interés en la exploración literaria y visual. Al crecer, empecé a notar cómo los distintos elementos de las historias se entrelazaban, formando una especie de collage de emociones y experiencias. Este proceso me llevó a apreciar no solo la narrativa en sí, sino también cómo los detalles podían ser combinados de manera única para crear algo nuevo y significativo.

Mi inclinación por representar historias con Marinelly nos impulsó a crear nuestros propios collages narrativos. Utilizando nuestras voces, gestos y pequeños objetos que encontrábamos, dábamos vida a mundos imaginarios que reflejaban la diversidad de las historias que habíamos leído. A medida que experimentábamos con estas representaciones, también experimentábamos con diferentes perspectivas y formas de presentar las narrativas.

Con el tiempo, mi amor por las historias se fusionó con mi fascinación por el collage visual. Comencé a experimentar con la combinación de elementos visuales y textuales en mis propias piezas. Al igual que en la lectura, descubrí que el collage permitía la interacción de diferentes fragmentos para construir una historia única, a veces evidente y otras veces oculta entre las capas.

Esta exploración me llevó a considerar la investigación de una manera nueva. Investigar dejó de ser simplemente buscar información, y se convirtió en un acto de construcción de conocimiento similar a la creación de un collage. Reunir diferentes fuentes, ideas y perspectivas se volvió esencial para desarrollar una comprensión completa y matizada de un tema, de la misma manera en que los elementos de un collage interactúan para transmitir un mensaje complejo.

Mi viaje desde los cuentos infantiles hasta la pasión por el collage y la apreciación de las múltiples capas de las narrativas me ha llevado a entender la investigación como una forma de construir significado al igual que se construye un collage. Así como cada fragmento en un collage contribuye a la totalidad de la imagen, cada fuente de investigación y cada perspectiva contribuyen a la comprensión global de un tema, formando una narrativa rica y compleja.