
Geografía de la Ausencia es un fanzine digital(?) que nace de una pregunta: ¿cómo se navega por la presencia de quien ya no está? La respuesta –la mía– se materializa en diez textos fragmentarios que exploran esa sensación de tener a lxs muertxs más vivos que nunca, ocupando espacios en el aire , sentándose en sillas vacías, hablando con voces que solo nosotrxs escuchamos.
El fanzine adopta la estética de la web temprana —frames que se subdividen infinitamente, textos que aparecen y desaparecen— para crear una experiencia de navegación no lineal que replica la forma en que opera la memoria del duelo: frag-men-ta-ria, recursiva, siempre subdividiendo el dolor en compartimentos más pequeños pero nunca menos intensos.
La ausencia ocupa lugar y
los fantasmas habitan en los gestos heredados.
Los diez textos —desde Ritual Matutino hasta Epílogo en Tiempo Presente— se conectan a través de hipervínculos que no llevan hacia adelante sino hacia adentro, creando una red de asociaciones que replica la forma en que el cerebro enlaza recuerdos:
tu risa / —su risa— / la misma música
Incorpora elementos de supuesta corrupción digital —frames que fallan, textos que se pixelan, contenido que aparece y desaparece—. Los «errores del sistema» se vuelven parte del lenguaje: «las ideas pueden cambiar, mamita» aparece como mensaje de error cuando los frames se corrompen, transformando un glitch en elegía.
Navegación como ritual
Cada clic es un acto de búsqueda. El usuario subdivide frames buscando que algo pase: la presencia del ausente, la voz que ya no suena pero sigue hablando, ese diálogo en presente continuo que caracteriza la relación con lxs muertxs.
La interfaz no es intuitiva sino iniciática. Requiere paciencia, repetición, repetición, repetición, repetición, la aceptación de que algunos caminos no llevan a ningún lugar y que eso también es parte del territorio. Como en el duelo: no hay mapa, solo la certeza de que hay que seguir caminando.
Materiales del recuerdo
Los textos funcionan como inventario de lo que permanece: gestos heredados, formas de pronunciar el nombre, olores que viven en chaquetas que ya nadie usa. Cada fragmento es una excavación en los recuerdos, una forma de demostrar que todo lo que eras sigue siendo en todo lo que soy.
Geografía de la ausencia habla sobre la muerte sino sobre la vida que continúa en formas imposibles: en la manera de fruncir el ceño al pensar, en el café que se enfría esperando a quien no va a llegar pero llega igual, en esa física cuántica doméstica donde presencia = ausencia y el teorema se cumple cada mañana.
Una cartografía personal
Este ejercicio nace de la necesidad de crear territorios donde habitar el duelo sin que se vuelva patológico. De encontrar formas de mantener conversaciones con lxs muertos.
Es mi forma de demostrar que lxs fantasmas no asustan: acompañan. Que la ausencia puede ser la presencia más perfecta. Que hay formas de amor que trascienden la física y se instalan en el lenguaje, en los gestos, en esa manera particular que tenemos de caminar cuando llevamos a lxs muertxs dentro del pecho.
El fanzine está disponible aquí. Se recomienda navegarlo despacio, con paciencia, como quien camina por un cementerio que resulta ser un jardín.
- Formato: Fanzine digital interactivo
- Técnica: Frametext, navegación no lineal
- Duración: –
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